El fútbol femenino tuvo que
transitar una temporada con muchos problemas dirigenciales. A pesar de eso, pudo
reponerse en varios tramos de la temporada y terminó con una aceptable sexta posición en el campeonato. Entre lo más destacado está el segundo semestre y
las dos victorias ante Villa San Carlos.
Foto: Joaquín Latreite
Lo que no te mata te fortalece, refiere un conocido refrán.
El mismo le cabe a la perfección al fútbol femenino para resumir la temporada
2016/2017. El campeonato estuvo marcado por problemas extra futbolísticos que pasaron desde complicaciones
para poder entrenar de manera normal a contar con una cancha para hacer de local, sumado a incontables desaciertos dirigenciales.
A tal punto que se perdió un partido por un fallo del tribunal de disciplina
debido a este tema.
Aun así, Estudiantes disputó 22 fechas del Torneo de Primera
División donde sumó 26 puntos que lo posicionaron en el sexto lugar de la tabla
final con siete victorias, cinco empates y diez derrotas. El primer semestre el
equipo consiguió tener un arranque prometedor, se fue desvaneciendo y los
resultados no fueron los deseados. El segundo semestre, empezó con una derrota
ante UAI Urquiza que presagiaba un camino complicado.
Sin embargo, el 2017 daría un giro importante que desde lo
anímico sería fundamental. La victoria agónica ante Villa San Carlos de
visitante fue el inicio de una levantada futbolística y de rendimientos a
destacar. Llegó el recambio de nombres en el equipo que colaboró en varios
partidos. Si bien ser perdió con River y UAI Urquiza, la idea de juego fue en
ascenso. Esto se ratificó en el empate ante San Lorenzo y en el partido
revancha ante Villa San Carlos.
El plantel, se repuso en cancha de cuestiones como la imposibilidad de entrenar en City Bell. Tanto las jugadoras que transitaron toda
la temporada, como las que llegaron a principio de año, coincidieron en la
determinación de un mismo objetivo. Cuando más oscuro era el panorama, más a la
luz salía fuerza de voluntad cada fin de semana y el cierre con goleada ante El
Porvenir fue el premio al esfuerzo.
Con respecto a detalles individuales hay que decir que
Evangelina Alfano fue la goleadora Pincha con siete tantos. Que la llegada de
Antonela Guarracino y Micaela Sandoval fueron importantes, y contagiaron a las
demás con su determinación. La rotación de nombres tuvo su influencia. Priscila Carreño y Daiana
Santander se destacaron en la primera parte del campeonato. Milagros Oliver y
Camila Uzqueda aportaron además de juego, seis goles en la segunda etapa.
No hay que olvidarse de la experiencia encabezada por Grisel
Yanacón en defensa, Roxana Vallejos y Flora Torales (mediocampo), además de
Leticia Reichman bajo los tres palos. Los 25 goles en el torneo se lo
repartieron 13 jugadoras, marcando quizás la falencia en ofensiva de la cual
sufrió y en la que se deberá trabajar en un futuro próximo.
La conclusión final es que atrás quedó otro ciclo donde se
compitió en desigualdad de condiciones con la mitad de los equipos de Primera
División. Solo se equiparó simplemente por el plano futbolístico, mostrando a
las claras que el fútbol femenino de Estudiantes le saca jugo a las piedras en
las adversidades.