El handball femenino cerró la temporada con puntos muy altos en lo deportivo luego de alcanzar un campeonato nacional, un ascenso y una final. También tuvo sus grises, siendo lo más grave, la quita del equipo B para 2017.

Los equipos femenino cumplieron con la mayoría de los objetivos planteados al comenzar el año, aunque hubo varios tragos amargos impensados que pueden marcar un antes y un después en la disciplina. El Campeonato Nacional de Clubes B, la final del Súper 4 alcanzados por el primer equipo, como así también el inmediato ascenso de Estudiantes B, fueron los puntos más altos.

El 2016 comenzó deportivamente con el Súper 4 de la temporada anterior, donde Estudiantes superó a Nuestra Señora de Luján y luego cayó en la final ante el favorito Ferro, ganador todos los torneos de 2015. Sin embargo, el torneo Apertura resultó complejo por la transición: en la Liga, las dirigidas por Agustín Orqueda terminaron novenas con 25 puntos (récord 8-5), mientras que en Primera, Estudiantes B quedó anteúltima con 13 unidades (récord 1-1-11) descendiendo a Segunda.

Con el receso invernal, los Juegos Olímpicos tuvieron a Rocío Campigli y Manuela Pizzo en la Garra Argentina, siendo un hecho histórico para el handball femenino por tratarse del primer juego olímpico. Manu fue una de las referentes, mientras que la Roca mostró que pese a su juventud, es una de las promesas a convertirse en una gran figura y está lejos de su techo. Luego, obtendría el subcampeonato del Panamericano de Clubes vistiendo la camiseta de Ferro.

Los planteles se mostraron con energías renovadas: el primer equipo afrontó el Nacional de Clubes B con la base de Liga y jugadoras de inferiores, siendo la combinación ideal: se consagró campeón tras tres finales perdidas. El envión anímico pareció ser vital pero su rendimiento decayó y nunca encontró regularidad, finalizando décimo con 18 puntos (3-1-7). Por primera vez se quedó afuera del Súper 7, perdió a Campigli por lesión y las despedidas de referentes anticipan otro año de fuerte transición.

Estudiantes B fue de menor a mayor en la Segunda; bajo la dirección técnica de Federico Pazos, el Pincha se recuperó de un mal inicio. La base estuvo conformada por referentes de la categoría, más algunas jugadoras de Liga, incluyendo la juventud de futuras promesas. Las albirrojas ganaron los últimos seis partidos en gran nivel para finalizar cuartas con 25 puntos (7-4) y ascender a Primera en casi cuatro meses.

El cierre de año tuvo, con certeza, las despedidas de Magdalena Decilio y Luciana Cácerez tras notables trayectorias, mientras que Pilar Romero también dejaría el primer equipo. La proyección de jugadoras de inferiores hacia los planteles de mayores, continúa siendo una fuerte apuesta. Sin embargo, Agustín Orqueda dejó la conducción técnica y la Coordinación tomó la decisión de quitar el equipo de Primera argumentando falta de presupuesto, aunque muchos intentan evitar que esto ocurra. 

Por todo lo expuesto, esta temporada se tratará de un punto de inflexión para la disciplina: hay jugadoras para dar el salto y el trabajo de inferiores se terminará de consolidar en los planteles de mayores. Resta saber si habrá apoyo dirigencial para que el handball continúe en alza.

Fotos: Salvador Vega


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